¿Por qué un Círculo mixto para explorar la sexualidad?

Si me hubieran dicho hace un par de años que estaría acompañando grupos mixtos no me lo hubiese creído. Quienes siguen este proyecto de cerca saben que hace más de 4 años que trabajamos exclusivamente con grupos de mujeres y en consulta individual con mujeres.

Pero ha llegado un nuevo tiempo.

Siento que por años fue necesario que las mujeres pudiésemos encontrarnos en grupo y en círculo para sanar y transformar todas las heridas que el patriarcado ha generado en nosotras, en nuestra forma de autopercibirnos y de vincularnos. Era necesario que pudiésemos reflejarnos en espejos que no sean los del varón cis, para encarnar una versión genuina de nuestro ser que no necesariamente sea consecuente a lo que “se esperaba de nostras” según el modelo hetero-patriarcal. 

Ahora siento que las mujeres hemos hecho un inmenso trabajo. En principio hacía falta reencontrarnos con nuestro femenino para poder honrarlo, porque todo lo que habíamos aprendido que a nivel social era que lo válido -y por lo tanto- digno de reconocimiento eran aquellos aspectos de nuestra experiencia que se relacionan más con lo masculino: la acción, la fuerza, la productividad y la expansión (entre otros).

En círculo hemos trabajado en la integración de estas dos energías: femeninx – masculinx en nosotras. Ha sido necesario revisar nuestros linajes y llevar curas que permitieran reparar las experiencias pasadas (tanto en nuestra historia personal como familiar), donde éstas fuerzas o energías se han desarrollado de manera disarmónica (generando heridas y traumas fundados en el abuso y la falta de cuidados).

Todo este trabajo nos ha permitido conectar con nosotras desde un lugar de integridad y de completitud, y esto es algo realmente maravilloso. Pero hemos llegado a un punto donde también necesitamos integrar a los hombres, fundamentalmente porque el cambio -personal y social- que deseamos, también necesita de su participación.

También porque, si bien los feminismos nos ha permitido tomar conciencia de muchas de las vulneraciones hacia nuestro género, nos han enfrentado de alguna forma a los hombres sin reconocer en esencia la dimensión espiritual: todos somos seres humanos con ambas energías en nosotrxs. Los hombres socializados en el modelo patriarcal también han aprendido a ejercer sus roles, y -aún con sus privilegios- no dejan de cargar con sus heridas a cuestas (diferentes a las nuestras pero heridas al fin). 

Siento que hoy nos toca hacernos cargo como humanidad (más allá de nuestro género), de sanar y reparar toda esta distancia que nos ha alejado, que nos hace percibir al otro género como lo-otro, lo desconocido (y que como tal puede llegar a causarnos daño), porque esto es lo que hemos aprendido.

Y en el encuentro tedremos la oportunidad de crear desde la presencia una nueva historia: poder vernos más allá de los géneros, más allá de lo que cada unx ha aprendido que debe ser o cómo se debe sentir, interpretar o comportarse cuando se vincula con lx otrx. 

Creamos círculos mixtos para explorar la sexualidad -en principio- para recuperar una noción de sexualidad que se relaciona con el compromiso que tenemos con la vida, con nuestro derecho al goce y a una experiencia vital plena de amor, cuidados y gratitud. Este punto me parece fundamental ya que también necesitamos desaprender todo aquello que nos habían dicho que era-la-sexualidad, aprendida principalmente del porno mainstream. 

Por otra parte, porque siento que para vivenciar esta plenitud debemos sentirnos en comunión con la unidad, y eso es algo que hemos perdido por estar fragmentados. Nuestra experiencia vital y los efectos de la norma nos ha distanciado, las heridas transgeneracionales y nuestras propias memorias nos han llevado a generar corazas que nos alejan cada vez más del contacto con el otrx. 

Reunirnos en Círculo para explorar nuestra sexualidad es una forma de reparar esa distancia, es una oportunidad para encontrarnos desde una vivencia diferente, que pueda demostrarnos que hay hombres y mujeres comprometidos con la vida, con el cuidado y con el goce. 

También es una forma de profundizar el autoconocimiento, aprovechando la oportunidad de aprendizaje que nos brinda la práctica de la vincularidad. En estos espacios, donde se ensaya la vincularidad, es posible aprender sobre el propio deseo, lo que nos causa placer, y sobre las múltiples formas de sentir que tiene nuestro cuerpo. También aprendemos sobre escucha y otras funciones básicas de la sexualidad como la autorregulación corporal, emocional y energética.

Un círculo mixto es una oportunidad única de aprendizaje, porque a través del espejo que me brinda lx otrx puedo reconocer qué es lo que admiro y me atrae del otrx, como también  puedo reconocer qué es lo que rechazo (ambos aspectos están dentro de mí y el reflejo me permite verlo). E intentar en el mismo acto de presencia integrar aquellas partes que aún necesitan ser abrazadas. Reconociendo los dones que cadx unx trae, desde el valor por la diferencia, y brindando amor y cuidados que nos nos ayuden a sanar antiguas heridas que se han transformado en bloqueos a la hora de vincularnos. 

Estos son algunos de los motivos que me impulsaron a crear un círculo erótico mixto, y aunque sea algo nuevo para mí, lo asumo con compromiso y ganas de seguir trascendiendo todo aquello que nos aleja del amor y el placer en esta vida. 

Sois bienvenidxs todxs aquellxs que resuenen más allá de su género y orientación sexual.

Abril.

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