Trabajo con mujeres cada día, me dedico a acompañaros en vuestros procesos de autoconocimiento, de sanación y de exploración creativa hace muchos años. Por lo tanto, esta propuesta nace de mi experiencia como acompañante y les explicaré por qué la he creado y deseo compartirla con vosotras.
La mayoría de las mujeres evolucionamos en la medida que nos damos espacios de intimidad para conocernos y cuidarnos, pero llega un punto en nuestro ciclo vital donde todo parece más difícil y la mayoría de nosotras soltamos el proceso. Nos abandonamos y olvidamos todo aquello que hemos recordado y sentido alguna vez.
¿Por qué? Porque no hemos aprendido a sostener nuestros pasajes por la oscuridad. Básicamente porque negamos el poder de cura que hay dentro de nosotras. Porque aún no confiamos en el ser interior que nos habita y en el poder de transmutación que nos brinda la Madretierra a través de su sostén, sabiduría y medicina.
¿De qué serviría la oscuridad si no fuese para que en esos momentos de tanta incertidumbre, dolor y frustración (por mencionar algunos aspectos), podamos encontrarnos con la fuerza que emerge de la fé y con la abundancia que generamos al estar conectadas con nuestra fuente de poder?
Les explicaré más:
Comenzamos aprendiendo sobre ciclicidad, porque como mujeres debemos comprender cuál es nuestra naturaleza. Este es un saber que el patriarcado nos ha negado de manera intencional (y sobre este tema me he explayado en otras oportunidades). La cuestión es que al estar desconectadas de nuestra naturaleza cíclica, no somos capaces de entender los diferentes pasajes que nos toca habitar. En este sentido, al igual que la naturaleza en su expresión, las fases de nuestro ciclo representan diferentes etapas -que podríamos denominar también arquetipos- de nuestra experiencia vital, que nos atraviesan de manera transpersonal y transgeneracional a todas las mujeres. La noche, la oscuridad, la tiniebla, las tormentas, el otoño y el invierno, también son pasajes que nos toca vivenciar.
Seguimos indagando sobre sexualidad, porque la represión en este aspecto nos ha distanciado de las funciones orgánicas -y que hacen al equilibrio de nuestra salud- de nuestro cuerpo (territorio). Aún con conciencia feminista, la mayoría de nosotras vivimos en un mundo donde para “encajar”, debemos adaptarnos a los patrones de funcionamiento que el capitalismo impone, lo cual implica un abandono de nuestra conexión con la energía femenina (cultivo de nuestro ser espiritual, de nuestra creatividad, de nuestras emociones). Ponderamos la razón y regimos nuestras vidas en función de un modelo que difícilmente podamos alcanzar sin resultar heridas. De hecho la mayoría de nosotras atravesamos síntomas y enfermedades que devienen de esta desconexión con nuestra sexualidad (que es -en definitiva- una desconexión con el cuerpo, con nuestra alma, el deseo, con la pasión, con la capacidad de goce, etc).
Y finalmente, nos adentramos en la práctica de conexión con nuestra creatividad, porque después de comenzar el viaje (de observarnos interiormente y -en consecuencia- iniciar un camino de ruptura y reconstrucción), necesitamos conocernos: ¿Quienes somos verdaderamente?
Esta es la pregunta esencial de la propuesta “La sombra como fuente creativa”.
Porque al no enfrentarnos con nuestra sombra de manera consciente, cada vez que nos toca atravesar pasajes de oscuridad dejamos que nuestro ego (cargado de heridas de todas las etapas de nuestras vidas), domine nuestras interpretaciones, sentimientos y narrativas.
Y volvemos: al rechazo, a la carencia, al miedo, a la autoexigencia, a la crueldad (los pensamientos negativos) y al abandono de nosotras mismas. Podría seguir mencionando aspectos pero creo que el punto es que podamos identificar de dónde vienen y qué función cumplen. Esto último es lo que me brindará la oportunidad de aplicar mi medicina (LUZ interior) y salir sabia y fortalecida de cada uno de estos pasajes.
Sabiendo quién eres y cuáles son tus poderes.
Te invito -además- a que esta transformación la hagas a través del arte, porque no hay nada más bello en este mundo que ser testigo de la alquimia de tu propio ser. Esto significa que puedas reconocerte como artista y creadora de tu propia vida.
El amor, la confianza, la fé, la abundancia, la presencia y el cuidado, está contigo. ¿Te animas a que lo descubramos juntas?
Con mucho amor,
¡Te espero!
Abril.